Una batalla campal entre estudiantes y policía recrudece la tensión en Hong Kong
Un policía, herido por el impacto de una flecha. Los manifestantes lanzaron cócteles molotov y los antidisturbios emplearon gases lacrimógenos y cañones de líquido
El plan de las autoridades de Hong Kong de reabrir el túnel más importante de la ciudad derivó este domingo en uno de los choques más graves de los cinco meses de protesta en la ciudad. Tras una batalla campal entre los estudiantes atrincherados en la Universidad Politécnica y la policía, que advirtió de que usaría munición real si los primeros no dejaban de lanzar cócteles molotov y otros objetos, los cuerpos de seguridad bloquearon los accesos al campus. Ya en la madrugada de este lunes, los manifestantes prendieron fuego a la entrada principal para cortarles el paso.
Durante toda la jornada, la Policía ha pedido reiteradamente a los manifestantes que se rindan y salgan “pacíficamente”.
“Si no dejan de atacar a la policía con armas letales, los agentes no tendrán más remedio que usar la mínima fuerza, incluyendo munición real en respuesta”, había indicado horas antes el cuerpo en un vídeo publicado en Facebook.
Durante toda la jornada, la Policía ha pedido reiteradamente a los manifestantes que se rindan y salgan “pacíficamente”.
“Si no dejan de atacar a la policía con armas letales, los agentes no tendrán más remedio que usar la mínima fuerza, incluyendo munición real en respuesta”, había indicado horas antes el cuerpo en un vídeo publicado en Facebook.
Agentes antidisturbios entraron en el campus y detuvieron a varios jóvenes que se habían atrincherado en el complejo, pero después lanzaron gas lacrimógeno contra otros grupos que trataban de salir, obligándolos a volver dentro. La Policía informó de que ha arrestado a 154 personas en la zona durante este fin de semana, a los que se acusa de asamblea ilegal así como de provocar incendios y disturbios.
Estados Unidos condenó el uso injustificado de la fuerza en Hong Kong y pidió a Beijing la protección de la libertad.
“La violencia policial ha sido desmesurada. Los manifestantes han reaccionado a las acciones de la policía. Estoy dispuesto a ir a la cárcel. Estamos luchando por Hong Kong”, indicó Joris, un ingeniero civil de 23 años, en el patio de la universidad, la última ocupada y usada para bloquear el túnel Cross-Harbour, construido bajo el agua y que une la península de Kowloon (en el sur de Hong Kong) con la isla, que también forma parte del territorio.
Los agentes trataron de desalojar el túnel, pero los manifestantes se refugiaron tras paraguas (uno de los símbolos de la protesta) y prendieron fuego entre escombros, lo que generó pequeñas explosiones. La policía recurrió a una nueva táctica de dispersión: un “aparato acústico de larga distancia”. Según la agencia Reuters, un sonido muy agudo salía, al menos, de un coche policial.
Aún quedan cientos de atrapados dentro del campus, indicó este lunes el presidente de la Asociación de Estudiantes de la Politécnica, Derek Liu: “Algunos estudiantes y manifestantes se han visto obligados a entrar, y están atrapados ahí”, aseguró. Según la asociación, “hay entre 500 y 600 personas atrapadas dentro del campus”, un 60 % de ellos estudiantes del centro.
Owan Li, otro representante estudiantil, declaró a la prensa local que hay al menos tres estudiantes con lesiones oculares y otros 40 con hipotermia dentro del campus.
La Policía, que desde el domingo ha prohibido a cualquier persona entrar en la Politécnica, permitió que unos diez paramédicos ingresaran en el centro educativo para tratar a los heridos.
Entretanto, el portavoz de la Cancillería china Geng Shuang declaró que “nadie debería subestimar la voluntad de China para salvaguardar su soberanía y la estabilidad de Hong Kong”, y que lo que sucede allí es “violencia criminal contra civiles”. “Lo que la Policía está haciendo es proteger la vida de los ciudadanos, garantizar su seguridad y mantener el orden”, agregó.
Por si el Gobierno de Hong Kong no tenía ya suficientes problemas, el Tribunal Supremo ha declarado este lunes inconstitucional su «ley antimáscaras», impuesta de emergencia para frenar las protestas. Según la decisión del tribunal, la citada normativa -que entró en vigor el pasado 5 de octubre- va en contra de la Ley Básica, la carta magna de esta ciudad semiautónoma China.
Un grupo de 25 políticos prodemócratas, en su mayoría diputados, presentaron un recurso contra la ley, al considerar que el Gobierno había ido demasiado lejos y que estaba socavando libertades fundamentales. Sin embargo, el fallo, recogido en un documento de 106 páginas, reconoce que la Policía tiene derecho a pedir a una persona que se identifique, por lo que pedir a una persona que retire su máscara para comprobar si los documentos entregados son veraces es algo implícito en el proceso.
La ley todavía no ha sido invalidada, y está prevista una audiencia el miércoles para dilucidar la sentencia.
Para ilegalizar el uso de máscaras, el Gobierno echó mano de una una ley de la época colonial británica, la de Regulaciones de Emergencia, que no se aplicaba desde 1967, y que puede otorgar poderes más amplios al Ejecutivo sin tener que pasar por el Legislativo.
Además de un serio varapalo para el Gobierno de la jefa ejecutiva Carrie Lam, el fallo supone un embrollo jurídico, ya que cientos de personas han sido detenidas en las últimas semanas por esta «ley antimáscaras». Con multas de 25.000 dólares de Hong Kong (2.890 euros) y penas de hasta un año de cárcel, dicha regulación prohibía cubrirse la cara hasta en las manifestaciones autorizadas por las autoridades.
A la espera de cómo acabe el sitio a la Universidad Politécnica, más grupos de manifestantes han vuelto a echarse a las calles este lunes en varios barrios de la ciudad y en el centro de la isla. Con las clases suspendidas y muchas vías cortadas por las barricadas, Hong Kong se enfrenta a una semana crucial porque este domingo están convocadas las elecciones a los consejos de distrito.
OPINIÓN PERSONAL:
Vivimos en un mundo lleno de comodidades, donde todo está dispuesto para nosotros, donde tenemos un hogar en el que estar en paz todos los días, y en el que siempre hay una cama caliente y un plato de comida esperándonos. Imaginamos todo a nuestro alcance, soñamos, fantaseamos con optar a unos buenos estudios y a un puesto de trabajo decente para, el día de mañana, seguir teniendo un hogar en el que encontrar la paz. Pero ese mundo al que, por suerte o por desgracia, se nos ha permitido acceder no es el mundo real, tan sólo una pequeña pincelada en un universo inmenso en el que sigue reinando, en muchos casos, la supremacía del más fuerte y el infinito egoísmo humano. Un universo en el que personas como nosotros luchan cada día por tener un plato de comida en la mesa la mitad de decente que el que tenemos nosotros sólo con pedirlo; que luchan por tener un techo al que llamar hogar, tan sólo para sentirse refugiados, la paz es algo en muchos casos inalcanzable; y, lo más importante, personas que, aunque aparentemente esté todo en sus vidas en orden, luchan cada día por la misma causa que, al final, nos impulsa a todos: la libertad. Parece increíble, y hasta de película de miedo: 2019, pleno siglo XXI, y todavía hay millones de personas que siguen luchando por su libertad. Personas que se levantan cada día para luchar contra aquéllos que les privan día tras día de sus derechos como seres humanos, de su capacidad de decisión, de su participación en el futuro de este planeta. Personas que se sienten oprimidas y silenciadas. Pues bien, esto es lo que está pasando en Hong Kong. Personas formadas, conscientes de su realidad y de la realidad de tantas otras personas, están siendo violentamente reprimidas y tachadas de radicales por reivindicar sus derechos más básicos como personas y como parte de la sociedad: la democracia, el sufragio universal; en definitiva, la libertad. Poder levantarse cada mañana sin una pizca de miedo, ni de opresión. Vivir todos los días sin miedo alguno a hablar y a alzar la voz, hacerse oír, ganarse un hueco en la sociedad y sentir que su opinión es igual de válida que la de cualquier otro, pues ambos son personas. Al final, lo que estos valientes estudiantes están haciendo es hablar en nombre de una sociedad entera silenciada, pues en definitiva, si no luchan ellos por sí mismos y por sus derechos, ¿quién lo hará?
BIBLIOGRAFÍA
https://www.republica.com/2019/11/18/la-tension-se-recrudece-en-hong-kong-con-una-batalla-campal-en-la-universidad/
https://elpais.com/internacional/2019/11/17/actualidad/1574003716_423451.html
https://www.abc.es/internacional/abci-unos-500-manifestantes-siguen-cercados-policia-universidad-politecnica-hong-kong-201911180656_noticia.html
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